martes, 16 de octubre de 2007

Una de perros

Todos conocen ya la noticia de los perros por el puente. Para variar, servidor tenía que sacarse esto del pecho y, gracias a todos los dioses del Olimpo, a El Nuevo Día le salieron cojones y decidieron publicar esto. Cabe recalcar que prefiero a los animales que a los humanos cualquier día de la semana. El mundo estaría mucho mejor con más de ellos y menos de nosotros.


16-Octubre-2007
GABINO IGLESIAS
PERIODISTA Y ESCRITOR

El peor amigo del perro

En un país que sufre los estragos de una burocracia esclerótica y en donde el deporte nacional parece ser la incompetencia pura y dura, el “genio” de turno decidió que el problema que achaca a los residenciales de la isla que necesita ser atendido de inmediato es el de la posesión de mascotas.
Aplausos por favor.
Como resultado de esa observación, sin duda producto de la Reunión Anual de Neuronas en Reposo, las mascotas de muchos puertorriqueños terminaron sin vida debajo de un puente a manos de la compañía Animal Control Solutions: estupenda solución. Además, el ojo mediático del mundo se posó sobre nuestra islita, una vez más empeñada en reforzar imaginarios negativos (¿recuerdan el famoso artículo de la National Geographic?).
Lejos de pretender establecer o explicar el dolor que deben sentir los dueños de estos animales o de recalcar la manera en que este operativo violó cualquier procedimiento legal, código de ética, humanidad y hasta reglamentación del Departamento de Salud, lo que quiero es dejar claro que ninguno de los animales hubiese hecho lo mismo con una persona.
Ya quisieran los que tiraron a los animales desde el puente tener el sentido de lealtad que tenían sus víctimas.
De más estaría señalar que cualquiera de los que participó en la desalmada “limpieza” de mascotas merecería correr la misma suerte. Espero que la división legal que le entregó los resultados de una investigación al señor Carlos Laboy, de la Administración de Vivienda Pública, hayan hecho su trabajo. Mientras el alcalde de Barceloneta se preocupa por “el daño causado a la imagen pública del municipio”, yo sólo me entristezco de que la anémica ley de este país no tenga peso suficiente para preparar un batallón de fusilamiento al borde del susodicho puente.

domingo, 7 de octubre de 2007

Historia nocturna (y un deseo)

"Hoy dice el diario que ha muerto una mujer que conocí..."- Sabina
Fue un fin de semana cargado y llega la noche del domingo como una promesa de paz y rutina. Entre las cosas que debo hacer y que sobreviven a la lista de las que tengo que pero simplemente me niego a hacer está llamar a mi amigo y consorte radial, Jorge. Cuadramos rápidamente nuestro segundo intento de exponer los problemas de seguridad de la UPR desde adentro (nos gusta joder con el sistema y jugar con fuego, demás clichés, etc., bla bla bla). Queda la hora pautada y las incertidumbres de siempre en el aire. Estamos a punto de colgar y se saca de la manga una noticia que dice más o menos algo sobre un hombre encontrado en la calle, asesinado a puñaladas, vestido de mujer y que se sospecha que era empleado público. Inmediatamente mi cerebro se mueve hasta hace cerca de medio año atrás, cuando hicimos un programa sobre prostitución en Río Piedras. Entre las entrevistas que realizamos en nuestro arduo quehacer periodístico/cultural, resalta la memoria de Carmen.
Eran cerca de las dos de la mañana y, si no me equivoco, era lunes. Estabamos en una callejuela plagada de prostitutas travestis y Carmen fue la única valiente que nos otorgó lo que, bajo aquellas circunstancias de guerrilla, se podría catalogar como una entrevista a fondo. Era un hombre de unos 26 o 27 años que se prostituía por las noches y era empleado público por el día. Entiendo que las probabilidades de que sea la misma persona son ínfimas, pero cosas más raras se ven todos los días. Imagino la imagen (ya borrosa en mi memoria sobrecargada) de Carmen bocabajo en una cuneta, cosida a cuchilladas. Otra puta muerta. Otra historia sin terminar de contar. Otra sonrisa noctámbula que se apaga. Espero que no haya sido ella, pero también he aprendido que no se puede esperar gran cosa de este puto mundo de mierda.